La Casa, el frío y el resfrío

La verdad es que no sé cual es el nombre del lugar en donde vivo, no es una casa, no es un departamento, no es un edificio de estudiantes… pero para simplificar las cosas, solo me referiré a este lugar como la casa y trataré de describirla de la mejor manera posible.

El edificio ha sido declarado un monumento, pero aun no me ha podido explicar bien por que, o tal vez es que aun no nos podemos entender y no me queda clara la idea. Lo que sí entendí, es que aquí en Alemania uno puede comprar monumentos deteriorados desde los 10€ pero quien lo compre tendrá la responsabilidad de restaurar el lugar, según el departamento de monumentos se lo exija(a veces creo que me han inventado ese departamento).

El edificio tiene 4 pisos, cada uno de ellos tiene un uso distinto. El primer piso es para nosotros, los estudiantes, en él hay como 18 piezas individuales, 2 salas de baños (uno para hombres y otro para mujeres), 2 cocinas, 2 duchas – salas de lavado y planchado, 1 sala de tv (en donde aun no he visto nada, por que obviamente todo lo que en ella pueda ver estará en alemán), y 1 mesa de ping-pong. Aun no llegan todos los estudiantes que viven aquí, así es que no sé aun si es que esto va a ser caótico o no.

En el segundo piso hay oficinas comerciales, no se de que tipo, pero no he he escuchado ni visto nada como para hacerme una idea de los tipos de negocios que pueden haber. El tercer piso está deshabitado, por que en estos momentos lo están transformando en el penthouse del dueño del edificio. Definitivamente será un gran penthouse.

El último piso no es el que está mas arriba, si no que es el que está debajo nuestro, y en el se encuentra nada más y nada menos que una especie de subterráneo (aunque tiene ventanas que dan al nivel del jardín) que funciona como agencia funeraria. Por supuesto que después de vivir en Valparaíso cualquier cosa es aceptable, además ya me parecía algo extraño que el lugar tan espectacular que encontré para vivir (según yo tiene las 3B) fuese tan bueno bonito y barato. Sinceramente no es un asunto que me preocupe ni que me quite el sueño, además, de verdad creo que entre toda la gente que vive y trabaja aquí, los personajes del subterráneo serán los que hagan menos ruido (si es que hacen).

Lo que más me gusta de la casa (por ahora) es que hay varías personas con las que puedo hablar (en cualquier momento me baja la antisocialidad), hay dos de Tailandia, dos de Servia, uno de Uzbekistán, un Alemán y otros más, pero hasta el momento a este grupo es el al que más he visto. También hay un niño brasileño, pero el llegó unos días después que yo y creo que es el que más ha sufrido el frío, y de verdad creo que no lo está enfrentando bien, por que, según mi apreciación, debería por lo menos comprar una bufanda. Sale a la calle con una polera y una chaqueta, nada más, como si inconscientemente quisiera sentir que no hace frío, pero la verdad, es que sí hace mucho frío, y sí, siempre llega congelado.

Yo en cambio, salgo muy abrigada (aunque a veces no lo parezca) Siempre me pongo una camiseta + un chaleco o polerón + un abrigo. En las extremidades inferiores llevo puestas calzas de polar + calzas cortas de algodón (por que no traje calzones de lana) + pantalón o falda (dependiendo de si llueve o no). Mis pies también siempre van muy abrigados con calcetines térmicos (regalo de mi tío Iván) + Bototos o botas peludas (regalo de mi tía Angelina).

A pesar de la cantidad de ropa con la que salgo a recorrer las calles de Dessau, debo confesar que me he resfriado. Lo extraño es que es cierto que ha hecho frío, que corre mucho viento y cae nieve a veces durante las primeras horas de la mañana, pero es un frío que no se compara con el que sentí cuando estuve en Punta Arenas junto al Estrecho de Magallanes, ese sí que era un viento frío que lo podías sentir hasta en los huesos, y aún así, allá en Punta Arenas (hasta donde me acuerdo) no me enfermé .

El asunto es que estando enferma no me dan ganas de salir, me duele el cuerpo y se me van las fuerzas con solo la caminata de ir y volver al baño (el que está justo al lado de mi pieza). Lo bueno es que las clases aun no comienzan, así es que tampoco he necesitado salir. Sí fui al supermercado a ver si encontraba algo para el resfrío, pero mi bolsillo me sugirió comprar limones y compota de manzanas =) compra que me hizo muy feliz, ya que compré 6 limones + un frasco de 750ml de compota por solo 2€, así es que mientras no recibo la tarjeta del seguro de salud que contraté para ir al médico, he decidido medicarme con limonada caliente y muchas horas de sueño, ya que los medicamentos sin receta médica son extremadamente caros (tal vez exagero, pero es parte de mi).

Lo que he disfrutado estando en mi pieza es el árbol que está fuera de mi ventana. Es igual al que teníamos en la casa de Coya cuando yo no tenía ni 7 años. La gracia de estar en otro punto del globo para mí en estos momentos es la luz, ya que varía dependiendo de las coordenadas en donde te encuentres y del clima de ese lugar. Hasta el momento me complace deleitarme con el juego luminoso que puedo ver sobre este gran árbol (cuyo nombre he olvidado en estos momentos) que me acompaña desde el otro lado de la ventana mientras las horas del día y la intensidad de luz van avanzando hacia la noche.

6 comentarios en “La Casa, el frío y el resfrío

  1. Después de vivir en esa casa de cartón en Valparaíso, todo, absolutamente todo puede ser mejor, jajaja. Yo también he estado tomando limonada (caliente), pero creo que es porque acá la disfrutan bastante, así que yo también la he disfrutado :), y no estoy resfriada!
    (Quizás la devolución de impuestos me permita llegar hasta tus nuevas tierras!!!)

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    1. Ojalá puedas pasar y nos tomamos un café en la Bauhaus =)
      (el dueño de casa es muy amable, así que si vienes por pocos días de seguro te puedes quedar acá)

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  2. Espero te repongas pronto de tu resfrió. Lo que estas haciendo está muy bien. Yo creo que no pasara de un fuerte catarro ( I hope)
    Un abrazo a la distancia y espero seguir leyendo sus entretenidos y amenos escritos.

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